Por
supuesto que les estoy hablando de mi madre, hoy cumple exactamente 59 años,
aunque no los aparente. Ella lo ha entregado todo, ha sacrificado su vida para
salvar la mía, reminiscencias bordadas por un corazón puro.
Yo
le he regalado 37 años turbulentos, una embarcación que no zozobra gracias a su
valor y ternura. A veces pienso que cuando llegue el día
en que mi madre tenga que partir de este mundo no habré de derramaruna sola
lágrima, porque sé que ella va a estar junto a mí hasta el final de mis días.
El
amor nunca nos abandona, mucho menos si proviene de un ser especial. El vínculo
no desaparece con una partida terrenal. El amor cuando es verdadero permanece
en cada flor, en cada tarde, en cada paisaje, no importa el color, no importan
las horas. Cuando el amor proviene de una madre especial, entonces sólo nos
queda sonreír y dar gracias al Altísimo por tan preciado regalo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario