“Evaluar
cada mes la situación en Venezuela”, esa fue la decisión que adoptaron 20
países en la Organización de Estados Americanos (OEA). Después que fuera
invocada la Carta Democrática por el Secretario Luis Almagro comenzaron las
negociaciones y el lobby petrolero pudo más que los deseos y el clamor de
millones de venezolanos.
Ni
siquiera fue aprobada una Resolución de Condena a las constantes violaciones de
los Derechos Humanos en Venezuela, nadie pidió por la liberación inmediata de
los presos políticos. Todo concluyó como una burla, otro circo montado para
darle unos cuantos titulares a la OEA.
El
hambre, la corrupción, el narcotráfico, la represión seguirán en el baile,
convidados por el propio dictador Nicolás Maduro. Y mientras Latinoamérica
calla, y la Administración de Donald Trump sigue sin poner la mano dura que
prometió, hay todo un pueblo que sufre de una guerra peor que la de Irak.
Leopoldo
seguirá preso, las elecciones a gobernadores y alcaldes verán su realización
cuando lleguen las calendas griegas. Un Capriles dando un discurso, una María Corina Machado como un ánima sola marcando una
ruta de calle que nadie sigue. Ése es el cuadro prometedor que se nos muestra.
En mi opinión ya el comunismo se instauró en Venezuela y no habrá quien lo saque
de allí. Sólo con sangre y fuego podrá el pueblo venezolano quitarse esa carga
tan pesada que ya los cubanos venimos soportando durante casi 60 años.
La
OEA se burló una vez más de Venezuela.
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